Necesito contactar con expertos en educación y seguridad vial de los siguientes países: México, Costa Rica, Puerto Rico, Panamá y Colombia.
Los que crean que responden a este perfil y lo deseen, pueden enviarme noticias a manuelcaspar@usal.es
El fenómeno circulatorio de personas, vehículos y mercancías, debe ser fluido, seguro y en perfecta armonía entre los usuarios y el medio ambiente para lograr una Movilidad Eficiente, ecológica y Segura. Para alcanzar estos objetivos, las Administraciones han de jugar un papel importante, pero sin la colaboración y responsabilidad compartida de todos y cada uno de los ciudadanos, será un intento fallido.¡Juntos podemos! Contamos contigo, porque PREVENIR ES INVERTIR.
jueves, 28 de julio de 2011
miércoles, 20 de julio de 2011
FLORES SOBRE EL ASFALTO
Manuel CASTAÑO, 19-julio, de 2011
Aquella noche, la presencia de las luces y el sonido penetrante de las sirenas de ambulancias, policías y bomberos me sobrecogieron el corazón. Y, como es habitual a cualquier ser humano, me dije:¡ algo grave ha pasado!. Pero, pese a que el lugar de los hechos no estaba muy lejano, la oscuridad me impedía ver lo ocurrido. Y seguí mi paseo, relajado de cuerpo, pero con un hervidero de interrogantes en la mente. Aquella noche me acosté con la duda y sin resolver con certeza lo que podría haber ocurrido. Al día siguiente, cundo leí en formato digital la prensa, busqué con avidez el apartado de los sucesos, y de un plumazo, el titular de la noticia me despejó rápidamente todo tipo de dudas: Un joven de 18 años muere en accidente de tráfico. Pese a estar acostumbrado a manejar las estadísticas sobre accidentalidad, siendo sincero, aquello me afectó y me hizo seguir reflexionando, tratando de dar respuesta a las miles de preguntas que se acumulaban en mi mente, similares a las que me hice, hace veintiún años, cuando perdí en similares circunstancias a mi mejor amigo: ¿Por qué? Si dieciocho años es tener toda una vida por delante, llena de proyectos e ilusiones. ¿Cómo? Porque siempre buscamos el morbo de los acontecimientos, al culpable de os hechos o la posible justificación de los mismos, sabedores de que ya no hay solución, que todo se ha ido al garete por una tontería o un simple despiste, error, mal estado de la carretera ... ¿Y sus padres, hermanos, familiares y amigos? Porque la pérdida inesperada de un ser querido, y a demás por una simpleza, como lo es un accidente de tráfico, es capaz de destrozar la vida a cualquiera, pero especialmente a los más allegados que sufrirán en silencio el día a día. Porque todos los accidentes se podían haber evitado, pero todos los asumimos con cierta dosis de pasotismo social, pensando que a nosotros nunca nos va a ocurrir, como estoy seguro que pensaban todos los que desgraciadamente los han padecido.
A la mañana siguiente decidí visitar el lugar de los hechos. A medida que me acercaba, la información sensitiva me transmitía datos precipitados: joven, moto, curva, noche, carretera estrecha, poca visibilidad, arena en el suelo… Varios ramos de flores situados sobre las señales de tráfico y en un árbol, reflejaban el momento de extremo dolor, de rabia, incomprensión y cierta dosis de esperanza y de cariño que guardaban para el recuerdo los mensajes escritos en las cintas que abrazaban a las flores: tus padres, tus abuelos, tus amigos… no te olvidan. ¿Cómo diablos van a poder olvidar y comprender esta tragedia?
Y en ese devaneo mental, me fui acercando al lugar donde se produjo el accidente y donde esa vida incipiente desapareció en décimas de segundo, como relataba el periódico y me comentaban los vecinos que lo habían presenciado. Y, sumido en el impacto emocional que me unía por momentos a esos familiares y amigos, saqué mi Canon, enfoqué el lugar rodeado de flores y disparé para poder dejar en mi memoria, en la de la cámara y en la del lector, ese momento de dolor y de rabia que queda plasmado en la imagen que está viendo el lector.
Porque perder la vida es lo peor que le puede ocurrir a un ser humano. Pero perderla por un accidente, es incomprensible, ya que todos los accidentes son evitables. Lo malo es lo poco que sabemos y lo mucho que pasamos del tema, dejando a los familiares sumidos en el dolor y en la incomprensión de lo ocurrido. Las flores sobre el asfalto, símbolo de vida, recuerdo y cariño, seguirán apareciendo durante mucho tiempo. Pero el dolor y la desesperación de no encontrar ni una sola respuesta lógica a las miles de preguntas que surgen machaconamente, les acompañarán a familiares y amigo a lo largo de toda la vida. Y, paralelamente, esa curva estrecha, cerrada y peligrosa seguirá sin ser remodelada, donde la muerte se agazapará esperando al próximo cliente.
Aquella noche, la presencia de las luces y el sonido penetrante de las sirenas de ambulancias, policías y bomberos me sobrecogieron el corazón. Y, como es habitual a cualquier ser humano, me dije:¡ algo grave ha pasado!. Pero, pese a que el lugar de los hechos no estaba muy lejano, la oscuridad me impedía ver lo ocurrido. Y seguí mi paseo, relajado de cuerpo, pero con un hervidero de interrogantes en la mente. Aquella noche me acosté con la duda y sin resolver con certeza lo que podría haber ocurrido. Al día siguiente, cundo leí en formato digital la prensa, busqué con avidez el apartado de los sucesos, y de un plumazo, el titular de la noticia me despejó rápidamente todo tipo de dudas: Un joven de 18 años muere en accidente de tráfico. Pese a estar acostumbrado a manejar las estadísticas sobre accidentalidad, siendo sincero, aquello me afectó y me hizo seguir reflexionando, tratando de dar respuesta a las miles de preguntas que se acumulaban en mi mente, similares a las que me hice, hace veintiún años, cuando perdí en similares circunstancias a mi mejor amigo: ¿Por qué? Si dieciocho años es tener toda una vida por delante, llena de proyectos e ilusiones. ¿Cómo? Porque siempre buscamos el morbo de los acontecimientos, al culpable de os hechos o la posible justificación de los mismos, sabedores de que ya no hay solución, que todo se ha ido al garete por una tontería o un simple despiste, error, mal estado de la carretera ... ¿Y sus padres, hermanos, familiares y amigos? Porque la pérdida inesperada de un ser querido, y a demás por una simpleza, como lo es un accidente de tráfico, es capaz de destrozar la vida a cualquiera, pero especialmente a los más allegados que sufrirán en silencio el día a día. Porque todos los accidentes se podían haber evitado, pero todos los asumimos con cierta dosis de pasotismo social, pensando que a nosotros nunca nos va a ocurrir, como estoy seguro que pensaban todos los que desgraciadamente los han padecido.
A la mañana siguiente decidí visitar el lugar de los hechos. A medida que me acercaba, la información sensitiva me transmitía datos precipitados: joven, moto, curva, noche, carretera estrecha, poca visibilidad, arena en el suelo… Varios ramos de flores situados sobre las señales de tráfico y en un árbol, reflejaban el momento de extremo dolor, de rabia, incomprensión y cierta dosis de esperanza y de cariño que guardaban para el recuerdo los mensajes escritos en las cintas que abrazaban a las flores: tus padres, tus abuelos, tus amigos… no te olvidan. ¿Cómo diablos van a poder olvidar y comprender esta tragedia?
Y en ese devaneo mental, me fui acercando al lugar donde se produjo el accidente y donde esa vida incipiente desapareció en décimas de segundo, como relataba el periódico y me comentaban los vecinos que lo habían presenciado. Y, sumido en el impacto emocional que me unía por momentos a esos familiares y amigos, saqué mi Canon, enfoqué el lugar rodeado de flores y disparé para poder dejar en mi memoria, en la de la cámara y en la del lector, ese momento de dolor y de rabia que queda plasmado en la imagen que está viendo el lector.
Porque perder la vida es lo peor que le puede ocurrir a un ser humano. Pero perderla por un accidente, es incomprensible, ya que todos los accidentes son evitables. Lo malo es lo poco que sabemos y lo mucho que pasamos del tema, dejando a los familiares sumidos en el dolor y en la incomprensión de lo ocurrido. Las flores sobre el asfalto, símbolo de vida, recuerdo y cariño, seguirán apareciendo durante mucho tiempo. Pero el dolor y la desesperación de no encontrar ni una sola respuesta lógica a las miles de preguntas que surgen machaconamente, les acompañarán a familiares y amigo a lo largo de toda la vida. Y, paralelamente, esa curva estrecha, cerrada y peligrosa seguirá sin ser remodelada, donde la muerte se agazapará esperando al próximo cliente.