miércoles, 23 de noviembre de 2011

MOVILIDAD REDUCIDA VS. MOVILIDAD SEGURA

El uso de vía pública y de los medios de transporte, debería constituir, hoy en día, un derecho fundamental para la movilidad segura y la calidad de movimiento de todos los ciudadanos.
No obstante, pese a los grandes avances conseguidos en la última década, en cuanto a normativa, señalización y tecnología, el colectivo de personas con movilidad reducida encuentra todavía serias e importantes dificultades en el acceso a determinados lugares y vehículos. Pero, fundamentalmente, topan con una falta de comprensión y respeto por parte de algunos usuarios, que ocasionan cierta inseguridad en sus desplazamientos como peatones, viajeros o conductores.
Conviene destacar que el término de movilidad reducida no sólo ha de hacer referencia a los discapacitados permanentes de mayor nivel de dificultad, como son las personas que tienen lesiones físicas, sensoriales psíquicas o mentales. A este grupo de personas podemos añadir otros muchos, de carácter temporal, como puede ser las mujeres embarazadas, las personas de mayor edad o aquellos que ocasionalmente sufrimos una enfermedad o lesión que nos incluye en el grupo, aunque sea con carácter temporal movilidad reducida. Ponerse en el lugar del otro ayuda a comprender mejor las cosas y situaciones.
Quisiera poner uno ejemplo, de los muchos casos viales que uno se encuentra en cualquier ciudad. Recuerdo, hace ya algunos años, que un día me topé con una mujer que iba en su silla de ruedas. En las manos llevaba varias cartulinas amarillas, de tamaño más bien pequeño, y comprobé cómo las dejaba debajo del limpiaparabrisas de un coche que estaba aparcado encima del paso de peatones. Como su quehacer me llamó la atención, me acerqué picado por la curiosidad y le pregunté qué ponía en el texto y por qué lo hacía. En el texto decía, dirigiéndose al conductor infractor y maleducado, que era una persona en silla de ruedas y que su mal hacer le impedía cruzar la calle. Que, por favor, no volviera hacerlo para no malestar a nadie más. Me dijo que lo hacía por ella y por todos los que, como ella, tenían alguna dificultad de movimiento.
Quizás, este ejemplo nos aliente a ampliar horizontes y miras para poder comprender a quienes tienen cierto grado de discapacidad, respetando sus derechos y facilitando la libertad y seguridad en sus movimientos. Porque, muchas veces, esa falta de comprensión, de saber pensar y ponerse en el lugar de los demás es quien impide la movilidad segura.
De por sí, bastante les complica la vida la fatal colocación del mobiliario urbano (farolas, bordillos, bancos, papeleras, cabinas, postes de anuncios, obras…), como para que venga algún energúmeno a complicar aún más la existencia, aparcando donde no debe o corresponde. ¡Qué manera de facilitar la tarea a estas personas si todos cumpliésemos con las normas y demostrásemos que somos respetuosos, solidarios y garantes de la movilidad segura para todos los que la tiene reducida!

lunes, 14 de noviembre de 2011

DE PEATONES Y CICLISTAS

Constamos que el tema de las sendas para bicicletas en el ámbito urbano, en muchas de las ciudades españolas, se ha pasado de la inexistencia a la sobredosis. Y además, se ha hecho de forma poco racional ylo de `sobredosis` hace referencia a los malos trazados de las mismas.

Las carencias del mal diseño y ejecución está despertando ciertas situaciones de conflicto, resticciones y falta de convivencia entre los ciclistas y los peatones, en cuanto a los derechos y obligaciones de ambos que tratan de compartir ese espacio .
Uno puede constatar situaciones de todo tipo, si observa el uso o abuso que hacen los unos y los otros, sencillamente porque no se ha tenido en cuenta los posibles conflictos que podía acarrear un mal trazado de los carriles bici.
Por un lado, los peatones se sientes invadidos, asustados y acosados; y los ciclistas incomprendidos y excluidos. Y es que, no hace falta tener mucha imaginación, para saber que el ser humano despierta sus instintos animales cuando alguien invade su territorio. Porque está mal hecho el trazado de los carriles bicis que invaden las aceras o los parques. Sobre todo porque no se ha dedicado tiempo y esfuerzo para prever los posibles conflictos, concienciar e informar a ciclistas y peatones de esas anomalías viales. Y así es como se producen los sustos, los malentendidos, las broncas o los accidentes. Y por si esto fuera poco, nos encontramos con ciclistas incívicos que circulan a toda pastilla esquivando a cuantos peatones existen en su camino, y de otros que aparcan su bicicleta atándola a los árboles, farolas o cualquier mobiliario urbano que se presenta en su camino.
También, hay peatones mal informados y maleducados a la hora de respetar los carriles bici, paseando campechanos y distraídos por ellos, solos o con niños de la mano, sin percatarse que ese espacio es de utilidad de los ciclistas, que en determinados momentos han de frenar, protestar o insultar a los que consideran transgresores de sus derechos. No estaría nada mal que todas las bicicletas urbanas llevasen incorporado el timbre anunciador de su presencia y de alerta para los peatones despistados.
Nada fácil resulta para muchos la simple tarea de repartir espacios, de respetar los derechos del otro y cumplir con las propias obligaciones. Este hecho, permite que los conflictos y situaciones de incomprensión entre peatones y ciclistas se multipliquen. En este sentido, recuerdo ahora la trifulca que presencié entre el ciclista y un abuelo que jugaba con sus dos nietos en el carril bici que cruzaba el parque donde se encontraban. El ciclista recriminó (no de muy buenas formas) la actitud del mayor, exigiendo el derecho propio a que el carril bici estuviera despejado. El abuelo, herido en lo más profundo de su orgullo, pese a ser el infractor, en vez de disculparse, se puso gallito y dio una buena lección de incivismo a sus nietos, al propinar unas cuantas voces y sabrosos insultos sobre la pertenencia materna del ciclista. ¡Faltó poco para llegar a las manos! Ambos nos dieron una lección de intolerancia y mala educación en la que el mal trazado del carril bici la propicióPorque mejor alternativa para propiciar la seguridad, la convivencia y el reparto de los espacios de los usuarios, es diseñar pistas segregadas. Pistas que, en la medida de lo posible, estén separadas las unas de las otras y no solamente por simples bolardos o marcas viales. Pero lo que está mal del todo es que las pistas estén dibujadas invadiendo espacios las aceras que en muchos de los casos, de por sí, ya son estrecha.
Seguimos valorando y reclamando más kilómetros de sendas bicis en lacidad, pero, por favor, que se hagan las cosas lo mejor posible para propiciar ese reparto de espacios, la convivencia pacífica y el respeto de los derechos y deberes de los peatones y los ciclistas.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Los partidos políticos y la seguridad vial

   Que el tema de la seguridad vial es actualidad, no cabe la menor  duda; máxime cuando se acercan las elecciones a nivel: municipal, autonómico, estatal o europeo. En todos estos casos las propuestas y promesas de mejora surgen como hongos y, por breves momentos, uno llega a pensar y creer que los siniestros y sus secuelas van a desaparecer por arte de magia.
Ante las elecciones del 20 N, las rutinas de demandas de unos y de
promesas de otros salen a la palestra y, una vez más, el tema de la seguridad vial es de máxima importancia. Tanto es así que el damos rango sistémico (como debe ser) y las propuestas abarcan ámbitos institucionales, operativos, de infraestructuras, vehículos, educación, formación, sanidad, investigación, vigilancia, control, sanción, justicia, fiscalía… Inclusive, cada vez vamos llegando más lejos en las exigencias, y desde hace unas elecciones atrás solemos incluir el tema del entorno pretendiendo una movilidad segura y además sostenible.
En el umbral de las elecciones del 20N, la actividad en materia de movilidad segura ha sido abundante. Muchos están interesados en que los partidos políticos incluyan este tema en sus programas y que el que llegue al gobierno lo haga realidad. Por este motivo, hemos visto que las Asociaciones de Víctimas de Accidentes (Lo comentábamos la semana pasada) han hecho llegar sus propuestas a los responsables de los diferentes partidos. Los mismos derroteros tomó, a primeros de este mes, la Asociación Estatal de Carreteras. Tantas y tan grandes pretensiones por unos y promesas por otros, nos puede llevar a considerar que la movilidad de personas y vehículos es un fenómeno tan complejo como importante, en el que inciden múltiples variables, incluidas las decisiones políticas que en cada legislatura asuma cada uno de los gobiernos elegidos.
Aprovechar el momento de unas elecciones para la mejora de la seguridad vial no está nada mal, porque en algún momento hay que hacerlo. Que las asociaciones de víctimas de accidentes reclamen que no se les olvide y que propongan miles de mejoras, es bueno y positivo. Que la Asociación estatal de carreteras recuerde la necesidad de inversión y mejoras de las infraestructuras y viales, tan poco está nada mal. Que los partidos políticos hayan incluido propuestas de mejoras en sus programas electorales (Con diferencias sustanciales entre unos y otros), es de agradecer. Que muchos ciudadanos estemos deseando que se incrementen las medidas preventivas como la mejor inversión,… no está nada mal en el mundo de los sueños. Pero a mí, siempre me aseguraron que el movimiento se demuestra andando. Por eso, en este momento, como en elecciones anteriores, me siento pesimista ya que presiento que es una ocasión oportunista y con visos de promesas y buenas intenciones, más que seriedad y rigor hacia la mejora de la seguridad vial. Es decir que del dicho al hecho va a existir un buen trecho que impedirá, una vez más, tomar el toro por los cuernos para conseguir el objetivo cero en los siniestros viales. Es posible que este sueño se haga realidad con el Pacto social por la movilidad segura, que implique y comprometa a todas las administraciones, partidos, sindicatos, instituciones, asociaciones que directamente están relacionados con el tema que nos preocupa y nos anime a todos y cada uno de nosotros a implicarnos, porque se trata de un tema social que a todos nos afecta. Se ha logrado mucho, pero queda más por hacer. Los partidos políticos deben alcanzar este compromiso social.

martes, 1 de noviembre de 2011

En recuerdo de las víctimas de los accidentes de tráfico

La Dirección General de Tráfico acaba de publicar un informe sobre “Las principales cifras de la siniestralidad vial en España 2010”. A bombo y platillo se resalta que tan solo se han registrado 2.478 víctimas mortales, 11.995 heridos graves y 108.350 heridos leves. Las estadísticas inciden en que entre 2001 y 2010, el número anual de víctimas mortales cayó un 55%, evitándose así 9.500 muertes a lo largo de esta década. Lo que no se dice es que, pese a estar rebajando las cifras, estas son demasiado y escalofriantes. Este informe trata de reflejar un éxito cuantitativo, a la vez que olvida lo cualitativo, pues las víctimas de los accidentes no son solamente cifras. Por desgracia esos datos encierran muerte, dolor, incomprensión y casi siempre permisión y olvido, tanto por la propia administración como por la sociedad. Tan solo las asociaciones de víctimas de los accidentes de tráfico persisten en recordarnos que es inadmisible asumir con total pasotismo y olvido lo absurdo de los accidentes y sus terribles consecuencias de quien los sufre y de sus familiares.
En este sentido, me permito tocar la conciencia ciudadana al considerar que no estaría mal que en estas fechas de recuerdo y celebraciones litúrgicas hacia los santos y nuestro queridos difuntos, encontrásemos un momento para unirnos solidariamente a los miles de personas que perdieron su vida en la carretera. Que sería adecuado y justo que expresásemos nuestros sentimientos de recuerdo, cariño y comprensión hacia sus familiares, e incluso que se nos escapase alguna oración para los que se fueron y para quienes tienen que padecer a lo largo de su vida la incomprensión de su ausencia.
Porque ¿quién se acuerda de las víctimas de los accidentes de tráfico? Raramente son noticia de los medios de comunicación, a no ser que se trate de una gran catástrofe, donde predomina el morbo; o de la muerte de algún personaje famoso, donde, además del morbo, se incrementan los niveles de venta o de audiencia. Uno llega a entender y comprender que las asociaciones que defienden a las víctimas, reclamen justicia y, en determinados momentos, hagan saltar las alarmas y reclamen a la sociedad la importancia de no sentirse solos, la conveniencia de recordar a los muertos y heridos, máxime en determinados casos ante la actitud tan cobarde de quien causó el accidente por imprudencia, abandono del reglamento, alcoholemia o cualquier otra causa. Porque estas actitudes de chulería son las que enervan a muchos ciudadanos que han vivido situaciones similares en las que han perdido un ser querido matado por alguien que conducía de manera imprudente.
Así pues, no estaría mal que en estos días tuviésemos un recuerdo muy especial para cada una de las víctimas de tráfico y diésemos apoyo y comprensión a las asociaciones que intentan recordarnos la importancia de evitar esos accidentes y de que no olvidemos a sus familiares: Stop Accidentes, DIA, P(A)T y AESLEME. ¡Qué bien que todas ellas han unido sus fuerzas para, de cara a las próximas elecciones generales, recordar a todos los partidos políticos la importancia de incluir en sus programas electores medidas preventivas de seguridad vial, continuando con la labor de concienciarnos a todos y con el objetivo de disminuir los accidentes de tráfico. Porque, como bien resaltan los propios afectados, casi 3.000 muertos y miles de heridos graves al año, aún son muchos, sobre todo si tenemos en cuenta que los siniestros de tráfico son evitables. Por tanto, se entiende que el objetivo sea de cero víctimas. Con nuestro recuerdo y apoyo a las víctimas de los siniestros viales estaremos colaborando a minimizar su dolor y a entender que la mejor manera de evitarlos es comprometiéndonos todos para prevenirlos.