sábado, 12 de enero de 2013

INFORME DE TRÁFICO. MAYOR RIGOR Y COMPROMISO. DGT (España)



Manuel CASTAÑO, 12-01-13
 
Ya lo resaltábamos en el artículo de la semana pasada, como lo han hecho todos los medios de comunicación en España. El motivo no es para menos, porque el descenso de los fallecidos (que no de accidentes y heridos) es altamente significativo. Tanto es así, que para algunos agoreros, esta tendencia a la baja, es como una voz de alarma, ya que este optimismo se puede traducir en una bajada de tensión y acción de la Administración y de la sociedad que provoque un repunte en la siniestralidad.
Hoy por hoy, la realidad optimista viene solapada por el Informe que presentó hace unos días la Directora General de Tráfico, según el cual, España es el sétimo país europeo con menos tasas de mortalidad por accidentes de tráfico. Y esto es razón suficiente para celebrarlo y para estar satisfechos de que en la última década la tendencia siempre haya sido a la baja. Pero, al mismo tiempo, me ha llamado la atención y me ha llenado de satisfacción que, tanto el Ministro del Interior como la propia María Seguí, se congratulen con los resultados, pero que resalten que estos resultados exitosos se deben a una tarea de todos los agentes sociales y como sumatorio de múltiples factores de difícil determinación correlacional, pese a que con más frecuencia que rigor científico, se suela atribuir la accidentalidad principalmente al factor humano, la velocidad, las distracciones, el consumo de alcohol y otras drogas, el estado de las vías… Porque esta falta de rigor y el mal uso o interpretación de estos factores de riego pueden enmascarar la realidad y reducir la eficacia en los niveles de intervención.
Apunta la Directora General de Tráfico, que el éxito proviene de una mejora de las vías, de los vehículos, de otras variables como la vigilancia y control… pero sobre todo, de la implicación social, de la mejora de la formación y educación vial, del rechazo social hacia los infractores y de la unificación internacional en materia de seguridad vial. Con lo cual, está claro que el mérito es de la sociedad en su conjunto, porque esta es una tarea de responsabilidad compartida.
Insistiendo en es descenso de la mortalidad y en esta tarea de implicación social, creo que hay que resaltar que este Informe Estadístico ha de ser una herramienta de evaluación que nos sirva a todos, y especialmente a la DGT, para conocer mejor la realidad vial y los efectos negativos y que este conocimiento detallado y riguroso sirva para dinamizar propuestas y proyectos de mejora en todos y cada de los mayores factores de riesgo. Porque de nada servirá conocer y resaltar que el 50% de los fallecidos tenían 45 o más años, que el 60% de ellos eran varones, que el 63% conductores y el 18% peatones. Como tampoco solucionamos el problema sabiendo que el 78% de las muertes se produjeron en las vías interurbanas y de ellos el 36% por salidas de la vía o que el 45% de los conductores fallecidos tenían restos de alcohol o drogas en su sangre. Los datos estadísticos son fríos e inútiles si se quedan en el Informe. Estos datos deben ser considerados como fuente de luz para seguir iluminando el camino de la reducción de la siniestralidad y no podemos descansar hasta que hayamos conseguido el objetivo cero.
En este sentido, es de agradecer el cambio de rumbo que maraca la Directora General de Tráfico al comprometerse con nuevas propuestas de mejora para el año iniciado, tales como la mejora de la recogida integral de datos del accidente para los que es imprescindible la colaboración de las Comunidades Autónomas y de los ayuntamientos; la mejora de las vías interurbanas y de la señalización sin que se resientan por la crisis; la posibilidad real de que la velocidad se incremente en las autopistas-autovías y que se reduzca en las carreteras convencionales … y otra serie de medidas que sin duda van sumando para seguir en la buena dirección. Pero, lo que más me ha gustado, es que se haya apostado por la calidad del factor humano por medio de la formación y de la Educación Vial. Porque las cifras son solamente una parte consecuente de los accidentes y conocerlas es el punto de partida para empezar a reducirlas con la implicación de todos, porque en cada uno de nosotros es parte de la solución.

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