domingo, 26 de febrero de 2012

INSEGURIDAD VIAL EN LOS MEDIOS DE TRANSPORTE.

M. Castaño 28-02-12 Febrerillo el loco, no solamente nos está dando sorpresas en cuanto a las durísimas condiciones climáticas de sobrado frío y ausentes lluvias, sino que además, en lo referente a la accidentalidad vial, se va a despedir con austeras, rigurosas y nefastas cifras de mortalidad y morbilidad. Febrero ha sembrado el pánico en los medios de transporte terrestre y especialmente en los caminos de hierro argentinos, en el transporte escolar de China y Perú y también en las carreteras españolas. Todos estos siniestros viales, colmados por un extraño y persistente halo de inseguridad vial, se ven reflejados en el mal estado de las infraestructuras o de los vehículos y en el mal hacer de algunos conductores imprudentes. Es posible, que el más dramático de los citados siniestros sea el ocurrido en Argentina cuando uno de sus vetustos trenes, repleto de viajeros, entraba en el andén sin frenos e impactaba de lleno contra el muelle de llegada. Quienes han visitado la República Argentina han observado como la red ferroviaria está en decadencia galopante, conastaño trenes obsoletos de más de 50 años, en manos de empresas privadas, mal gestionados, propiciando que la movilidad de este medio de transporte sea totalmente insegura y generadora de desconfianza entre los usuarios que ya venían anunciando la catástrofe, incluso con el informe de 2008, sobre deficiencias en esa línea , insistiendo que la situación era desastrosa, sobre todo en los sistemas de frenado. En esta ocasión las alarmas se han confirmado, y , como consecuencia del siniestro, han muerto 50 personas y más de 700 han resultado heridas. Ante las manifestaciones de uno de los caraduras de la empresa, que afirmó en el mismo escenario del siniestro que el tren "estaba en buenas condiciones" y calificaba el servicio como "aceptable, uno de los presentes le increpó de lleno: "¿Cincuenta muertos te parece aceptable?" El directivo abandonó el recinto precipitadamente en medio de la indignación de los viajeros. Por lo que a los españoles nos atañe, también tenemos que lavar los trapos sucios de nuestros siniestros viales ocurridos en el fatídico febrero. ¡Qué locura! Lamentable el accidente ocurrido en la N-232 con tres fallecidos, seguirá sumando tragedias como consecuencia de su fatal estructura, sin que la Administración tome medidas de inversión para su mejora. Otros sin embargo, han tenido su origen en las carencias de los conductores que incumplen las normas y menosprecian la vida de quienes les acompañan, como es el caso de las tres monjas fallecidas en Castellón, los cinco rumanos muertos en el de Figueres o el fatal desenlace del microbús de transporte escolar en la provincia de Ávila propiciando la muerte de una joven de 16 años y dejando heridos a otros estudiantes. Como siempre, los factores de riesgo salen a la palestra. Una vez en solitario, en otras ocasiones aliados, pero con fatal desenlace: el mal estado de las vías en cuanto a la señalización e infraestructura, el mal estado de los vehículos y la irresponsabilidad de los conductores. También estos accidentes se podían haber evitado con medidas de prevención. Unos con el control adecuado y la inversión suficiente de los estados en infraestructuras y mecanismos de seguridad, y los otros incrementando la formación y educación de los conductores para que sean capaces de conducir conforme al estado de las vías y de sus vehículos, respetando en todo momento las normas, los derechos, la salud y la vida de los demás usuarios. ¡Cuántas vidas se pueden salvar, pero cuánto nos queda por aprender y hacer! Porque todos los accidentes serían evitables si cada cual cumpliera con sus responsabilidades.

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