sábado, 7 de agosto de 2010

LA CAÍDA DE LOS BOLÍGRAFOS


Los guardias civiles de tráfico, no quieren mezclar churras con merinas.

Según nuestro Director General de Tráfico, España es un país de referencia en Seguridad Vial, habiendo reducido el número de muertes en un 52%, cuando la media europea es del 36%. España soporta en unas 58 víctimas mortales por millón de habitantes, mientras que la media europea es de 70 fallecidos, aparte de que, junto con Letonia, es el único país que ha cumplido el objetivo europeo de reducción a la mitad de las víctimas de tráfico a finales de 2010.
Esta es una muy buena noticia, pero aún son demasiados y no siempre el fin justifica los medios para conseguirlo. ¿Por qué menciono esto? Pues sencillamente, porque como todos ustedes saben, en los últimos días se está hablando mucho sobre la caída de los bolígrafos o la bajada de los Agentes de la Guardia Civil de Tráfico a la hora de sancionar y poner todas las multas a los conductores. Porque 120.000 multas menos en junio que en el mismo período del año pasado, ya es dinero dejado de recaudar ¿No creen ustedes? Ante estos hechos, el Director General de Tráfico (apoyado por los Jefes Provinciales y altos mandos del Sector) así lo estima y afirma que: algo habrá que hacer en bien de la Seguridad Vial. Es decir, que a mayor número de multas, mayor incremento de la Seguridad Vial y viceversa. Pero, lo cierto es que tampoco en ese período hubo un incremento de la accidentalidad, con lo cual el argumento inicial cae por su propio peso.
Si escuchamos a la DGT sacaremos en conclusión que las cosas no van por buen camino, ya que los citados agentes incumplen su Reglamento, pese a saber lo importante que es la vigilancia, el control y la disciplina…Y de ser cierta la afirmación, está claro que es un tema laboral, pero no de Seguridad Vial y como tal cada parte sabrá cómo actuar.
Pero, si contrastamos esta opinión con el punto de vista de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, la cosa puede cambiar de óptica. Porque ellos se siente maltratados por la propia Administración, desmotivados y frustrados en cuanto a su salario (de por sí bajo) y además, sometido a los recortes de la crisis. Y es normal que reivindiquen una jornada laboral digna (como debe ser para todos los trabajadores) y que estén homologados a los otros cuerpos de seguridad (porque a igual trabajo, igual salario y prestaciones sociales)…
Porque por mucho que nos duela recibir una amonestación, una sanción cuando infringimos el Código de la Circulación, por encima de todo, nos sentimos contentos, satisfechos y seguros de verlos en la carretera (siempre que no estén agazapados), ejecutando sus funciones preventivas de vigilar, controlar, auxiliar, informar… Y nos alegramos de ver cómo multan a los incumplidores, pese a que en alguna circunstancia también nosotros estemos incluidos en ese grupo.
Desde el punto de vista de los usuarios, reclamamos esas medidas preventivas (antes de la infracción) a las medidas represivas (después de la infracción). Porque las primeras pueden evitar los accidentes (luego ha de ser consideradas como inversión) y las segundas se producen después de la infracción o accidente y están sombreadas con el matiz de la sanción y recaudación. Mucho mejor, siempre que sea posible, prevenir que curar.
Así pues, el mal estado de las relaciones entre las partes no debe ser tarea a juzgar por los ciudadanos. Desde este otro lado, solamente reclamamos, con prioridad y certeza, que verdaderamente la Seguridad Vial sea el objetivo y no el arma arrojadiza en la batalla.

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