martes, 10 de agosto de 2010

Viajes cortos en verano ¡Peligro!

Manuel Castaño Pardo

Hemos comprobado, con sorpresa y a la vez entusiasmo colectivo, cómo muchas banderas españolas ondeaban sobre ventanas y balcones de las ciudades, mucho después de finalizar el mundial de fútbol. Nos resistimos a que la fiesta termine, y a que la euforia colectiva por ser campeones del mundo nos siga invadiendo. Esas banderas nos unieron y nos siguen teniendo en alerta, recordando que cuando un quipo funciona, todo se consigue. ¡Ha sido un éxito colectivo del equipo apoyado por el entusiasmo de todo un país!
Así pues, parece deducirse que cuando la tribu se implica genera sinergias positivas que propician y favorecen el logro de la meta propuesta, el optimismo colectivo.
Si llevamos el agua a nuestro molino, es decir, al ámbito de lo vial, que es de lo que va el tema, constatamos que esta implicación colectiva por la Seguridad Vial, se suele dar en pocas ocasiones, y yo diría que casi en ninguna. La responsabilidad vial compartida es muy difícil conseguir, pues consideramos que cada caso es particular, que los accidentes solamente le ocurren a los otros y que de nada vale que yo haga bien los deberes, si el resto no respeta, infringe y circula a su propio ritmo e interés.
En este sentido, parece sorprendente que, dentro de la crisis en la que estamos inmersos, haya estadísticas que reflejen que este verano propicie 86 millones de desplazamientos (0,4% más que en 2009).
Pero, todavía, se me hace menos comprensible que, pese a las constantes llamadas de la Dirección General de Tráfico, sobre todo en las salidas de vacaciones, (precisamente cuando más personas se mueven como peatones, viajeros y conductores), la relajación surja y nos contagie a todos. ¡Es que estamos de vacaciones! Esta sentencia es la razón para bajar la guardia y la tensión frente a los riesgos y los peligros que nos espera en cada trayecto. No somos conscientes de que el número de vehículos, de peatones y de viajes han aumentado. Nos distraemos, dejamos de ponernos el casco, el cinturón molesta, el alcohol y otras drogas son más tolerables, los peatones se aplatanan…
Pues bien, para todos aquellos que solemos olvidarse de estos peligros y que nos relajamos en demasía, no estará nada mal refrescar la memoria con algunas realidades.
Según el último informe de la Fundación Mutua Madrileña, los percances de tráfico se disparan en la época estival. El consumo de alcohol se incremente en un 40%. También se produce el aumento de ciclomotores en las carreteras y de transeúntes en las calles y el tráfico en vías secundarias (y a veces no conocidas) son detonantes de choques, muertes y lesiones. Los fallecimientos y traumatismos graves crecen casi un 40% (frente a otros periodos del año). ¡Pero esto no nos preocupa, porque a nosotros no nos va a ocurrir!
En esta misma línea, según ha recordado el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, la velocidad, el alcohol y los trayectos cortos por carreteras secundarias son los principales factores que provocan los accidentes de tráfico.
Esta relajación veraniega, también trae como consecuencia: las distracciones al volante, olvidar el cinturón de seguridad y las salidas de vía. Es posible que esto tenga que ver con el estudio presentado por Eduardo López del Hierro (Mucho Viaje.com) al constatar que: viajar es la principal terapia antiestrés para el 62% de la población.
No sé si sería posible establecer un equilibrio entre las vacaciones y la relajación, con la alerta y la tensión constantes, como lo hizo la selección de fútbol, y así poder conseguir estar de vacaciones y seguros. ¡Sería deseable una apuesta colectiva por la Movilidad Segura!

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