M. CASTAÑO, 17, 01,11
Parece ser, y creo estar en lo cierto, que hablar de tabaco y de sus prohibiciones, está de moda y rigor en la sociedad española. Quizás porque España fuera (hablo ya en pasado) uno de los países más permisivos para poder fumar en público o, posiblemente, por la reciente implantación de la Ley Antitabaco.
De esta corriente antihumos, tampoco se ve libre la Seguridad Vial, pues hay para todos los gustos cuando tratamos de afrontar la conveniencia o no de poder fumar cuando se va conduciendo. He leído algunas de las más recientes encuestas al respecto y me dan como conclusión que la propia población de conductores tampoco lo tiene bien definido, ya que prácticamente la mitad (53%) están a favor y seis puntos por debajo están en contra. En este sentido, se así como surge la corriente de quienes quieren libertad para poder disfrutar mientras conducen y de los que no entienden cómo se puede permitir fumar, sobre todo cuando ya se ha prohibido usar el móvil y los navegadores como elementos distractores.
Para ganar la batalla, los fumadores argumentan a su favor diciendo que fumar les relaja, les ayuda a no dormirse o a mantener la atención y que no molestan a nadie. Y puede ser cierto. Pero todos sabemos que el fumador empedernido se olvida de los acompañantes, incluso de sus hijos, fuma y requetefuma, hasta con las ventanillas bien cerradas. Para este grupo, los factores de riesgo al conducir fumando, no han pasado por su imaginación, incluso alguno sigue tiran la colilla por la ventana y asumiendo el riesgo de incendio o de ser sancionado con la multa y los cuatro puntos. En estos casos, el placer de fumar supera con creces a todos los `posibles riegos e inconvenientes.
En contrapartida, están los conductores que han profundizado y analizado las consecuencias negativas que aporta el cigarrillo al conductor. Estos son conscientes de que, a demás de los consabidos problemas de salud, fumar y conducir es totalmente incompatible. Conocen la cantidad de pasos que hay que seguir en el proceso: buscar la cajetilla, sacar el pitillo, encenderlo, soltar la ceniza, limpiar la que ha caído en la pechera y muslos, apagarlo… y en más ocasiones de las que se piensa, viene la salida del vehículo, el choque o el accidente. Porque fumar cuando se conduce conlleva niveles altos de distracción, fatiga mental, molestias visuales y elimina la capacidad de ejecutar adecuadamente una de las manos.
Y, visto lo visto y expuesto, pienso que esto no es estar en contra de que los conductores fumen cuando conducen, simplemente, creo que es una cuestión de lógica y de una buena práctica saludable. ¿Cuál será la solución más adecuada? ¿Se seguirá permitiendo fumar y conducir o se prohibirá?
Como para cada problema siempre hay una posible solución, dejo caer que ya hay quien piensa que el conductor podrá seguir fumando si le apetece. Eso sí, lo hará cuando realice las paradas de descanso. Con lo cual mataría dos pájaros de un tiro: eliminaría la fatiga en la conducción y saciaría sus deseos de fumar.
A simple vista, la idea no es mala, pero a mí se me ocurre una posible pregunta: una vez realizada la parada de descanso para estirar las piernas, relajar la mente y contemplar el paisaje, ¿Dónde se fumaría el cigarro? Porque si es en verano, estará presente el riesgo de incendio. En invierno hacerlo bajo las inclemencias del tiempo y en ambos casos nunca en locales públicos, bares, restaurantes… porque socialmente y por seguridad, hoy por hoy fumar acarrea ciertos riesgos.
El fenómeno circulatorio de personas, vehículos y mercancías, debe ser fluido, seguro y en perfecta armonía entre los usuarios y el medio ambiente para lograr una Movilidad Eficiente, ecológica y Segura. Para alcanzar estos objetivos, las Administraciones han de jugar un papel importante, pero sin la colaboración y responsabilidad compartida de todos y cada uno de los ciudadanos, será un intento fallido.¡Juntos podemos! Contamos contigo, porque PREVENIR ES INVERTIR.
1 comentario:
Un tema delicado pero que nos afecta a todos, sin duda. Considero interesante, en lo que a la actuación administrativa y legislativa se refiere, el papel que pueden jugar las grandes multinacionales, esto es, a nadie se le escapa que a ninguna tabacalera le hace gracia la idea de que se prohíba el tabaco en un nuevo ámbito o se lo relacione con una actividad peligrosa. Por otro lado resulta evidente que la decisión de prohibir usar el teléfono móvil generó píngües beneficios a las marcas de aparatos "manos libres".
Es triste pero parece que a la hora de legislar juega un papel importante la posbilidad de hacer negocios junto a la vida de las personas.
Un saludo!!!
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