Manuel CASTAÑO PARDO (2010)
No resulta novedoso que la Dirección General de Tráfico, haya puesto en marcha, desde el día 15 de este mes, una nueva campaña navideña para tratar de reducir los accidentes de tráfico y que estas Fiestas Navideñas no se conviertan en una pesadilla eterna para muchas familias. Curiosamente, un año más, el mensaje está centrado sobre los dos factores de mayor riesgo en la conducción: el alcohol y la velocidad.
Nadie pone en duda la relación directa entre el consumo de alcohol y la reducción en la capacidad de conducción que se refleja en síntomas como: el deterioro de la atención, de la reacción, la perturbación en el campo perceptivo, visual, auditivo o somnolencia, el incremento de la autoestima y la bajada de la percepción de los riesgos... Es decir, una auténtica bomba de relojería para la conducción. De hecho, según diferentes estudios, la cifra de muertos en accidentes de circulación, a causa del alcohol, puede situarse entre el 30 y el 50 por ciento del total de accidentes. Por otra parte, y en consecuencia, a medida que se reduzca el consumo de alcohol se reducirán significativamente los accidentes y si se consiguiese acabar con el consumo entre los conductores, podría evitarse la muerte de más 1.000 personas cada año. Y no vale el argumento de los conductores inconscientes y poco responsables que argumentan que ellos dominan al alcohol en cada momento y que es su derecho a decidir si toman o dejan de tomar. ¡Nada de eso! Porque cuando uno conduce está haciendo uso de la vía pública por donde circular peatones y otros conductores que pueden ver perjudicada su salud y su vida por culpa de la prepotencia e insensatez del conductor ebrio. Porque cogerse un pedo e ir beodo, puede resultar gracioso para alguno, pero puede ser mortal para otros y es un acto de irresponsabilidad absoluta.
El alcohol es un factor de riesgo que sigue estando presente, como concurrente o desencadenante, en un tercio de los accidentes mortales. Además, en periodos concretos, como es Navidad y los días previos a la celebración de estas fiestas, las reuniones de amigos y familiares favorecen un aumento del consumo de alcohol. Por este motivo, la DGT considera oportuno recordar la incompatibilidad de alcohol y conducción e incrementar los controles de alcoholemia: “Al volante ni una gota de alcohol, tolerancia cero”Con el fin de rentabilizar la eficacia de esta campaña, además de hacer una llamada de responsabilidad de cada conductor, desde Tráfico también se apela a la responsabilidad del resto de ciudadanos, como responsables que son de no dejar conducir, de sancionar a la persona que ha bebido: “no conduzcas después de haber bebido, ni dejes que nadie lo haga”
El segundo de los anuncios, que se podrá ver y escuchar durante las Navidades, está orientado a las prisas que los ciudadanos tenemos por llegar a las múltiples citas que surgen en esta época. Prisas que suelen llevar a conducir de forma imprudente y a aumentar la velocidad, factor que está presente en uno de cada tres accidentes mortales. La asociación directa de velocidad y prisas dan como resultado el accidente. La conclusión dramática con la que se pretende impactar al ciudadano es: “Si conduces con prisas, puede que alguien te espere toda su vida” Es decir, más vale tarde que nunca.
La DGT intenta, de nuevo, concienciar a aquellos conductores, que pese a conocer los peligros que supone conducir después de haber ingerido alcohol o sobrepasar los límites de velocidad permitidos, siguen arriesgando su vida y la de los demás y dejando que haya personas que esperen a su ser querido toda su vida. Por eso el mensaje es concluyente: '”No hagas que te esperen toda la vida'.
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