viernes, 17 de diciembre de 2010

PRESCRIPTORES = Tolerancia "cero"

Manuel Castaño, 2010. Como docente, jamás he olvidado las primeras nociones psicopedagógicas recibidas en mi época de estudiante de magisterio incidiendo en la premisa de que ser docente, requería no solamente saber, si no más bien saber enseñar y, sobre todo, saber ser y estar. Es decir, aprender a ser modelo, a ejercer el aprendizaje vicario, aquellos comportamientos y actitudes que sin decir o repasar son percibidos por los alumnos y posteriormente imitados o repetidos. El aprendizaje vicario es un paradigma, desarrollado de manera formal por el psicólogo Albert Bandura. Es un modelo conductista que destaca la posibilidad de aprender comportamientos, siguiendo los modelos sociales con los que uno se identifica o rechaza. Es así, que por el solo hecho de ver lo que otros hacen y las consecuencias que se derivan por su forma de actuar o comportarse, se aprende a repetir o evitar. De todos es sabido que, en los primeros años, los padres y educadores ejercen un alto nivel de aprendizaje vicario como los modelos básicos a imitar y que, posteriormente, serán relevados por los líderes sociales.
De igual modo, en el argot comercial, la relación entre empresa y clientes pasa por los prescriptores comerciales (modelos), como supuestos individuos con un importante nivel de conexión con el público, que pueden transmitir el mensaje deseado, siendo asociado el producto a la persona que lo anuncia.
De igual modo, cuando hablamos de prescriptores sociales, nos estamos refiriendo a todas aquellas personas que por ser líderes de opinión, fruto de su condición social, profesión, prestigio, popularidad, etc. son capaces de generar influencia sobre otras personas.
Un buen ejemplo práctico, para entender con nitidez todo lo referente a este tipo de aprendizaje social, es el que recientemente nos ha brindado José María Gutiérrez Guti, actual mediapunta del Besiktas turco, al haber infringido la Ley con una altísima tasa de alcohol mientras conducía y, además, el empecinamiento posterior por no reconocer el hecho y, en cierta medida, justificarlo. Argumentando, en un afán de justificación, estar "alucinado" por todo lo que se ha contado y tratando de quitar hierro. Pese a todo, admitía (como si fuera lo normal del mundo mundial), haber "tomado algunas copas de vino en la cena y una copa después". ¡Lamentable! Por muy popular que seas, por buen futbolista, por ser famoso… debes aprender a ser mejor persona. Nunca debes olvidar que, precisamente hay tener más cuidado y tener muy clarito que para muchos, sobre todo para los niños forofos del fútbol, eres un modelo a imitar. En esta ocasión, como dicen en mi pueblo, te ha salido el tiro por la culata y tu mal ejemplo, fruto de la sobredosis etílica, ha sido difundido en todos los medios dejando sus focos de incendio en blogs, comunidades o páginas de opinión y en todas las redes sociales, como un ejemplo que nunca debe ser imitado. Pese a tu mal ejemplo, este es el perfil positivo, que muchos han sancionado y que han aprendido a que conducir bebido nunca se debe hacer.
¡Cuánto te queda por aprender de otros futbolistas, como Iniesta, que ejerce como prescriptor de buena persona, de calidad y de humildad y que a base de hacer las cosas bien ha llegado a ser el número uno! Mientras tanto, tú, Guti siguiendo este camino, te quedarás en una eterna promesa y en un mal ejemplo que nadie querrá imitar.

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