sábado, 8 de diciembre de 2012

AGRUPACIÓN DE TRÁFICO DE LA GUARDIA CIVIL



Manuel CASTAÑO, 8-12-12
 
Es sabido que la Guardia Civil es un Cuerpo de Seguridad Pública de naturaleza militar y ámbito nacional que forma parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La misión principal es garantizar la protección de los ciudadanos frente a los actos delictivos que puedan amenazarlos, asegurar el cumplimiento de las leyes llevando ante la justicia a todo el que las incumpla, defender el libre ejercicio de los derechos y las libertades y preservar la seguridad ciudadana.. Asimismo, es misión de la Benemérita la atención y auxilio a los ciudadanos mediante la colaboración con los servicios de Protección Civil, la vigilancia del tráfico, protección de la naturaleza, rescate y ayuda en montaña y mar territorial y, en resumen, cualquier actuación de socorro, ayuda y protección del ciudadano.
Pero hoy vamos a dedicarnos especialmente a la Agrupación de la Guardia Civil de Tráfico. Por una parte,  tirando de los anales de la historia, en 1845 el propio Duque de Ahumada, su fundador, ya expresaba su preocupación por la vigilancia de los Caminos Reales. Posteriormente, en 1929, del Ministerio de Obras Públicas, ideó el Cuerpo de Vigilantes de Caminos, con misiones sobre Circulación, Transporte y Policía de Carreteras. De igual modo, en 1941 se creó un nuevo Cuerpo, denominado Policía Armada y de Tráfico. Por otra parte, en 1959, la Jefatura Central de Tráfico, hoy DGT, crea la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, teniendo como misión la protección y auxilio a los usuarios de las vías públicas, la vigilancia y disciplina del tráfico, tránsito y transporte en vías interurbanas y travesías, así como la denuncia de las infracciones a las normas de circulación. También es competencia suya la Investigación e instrucción de las diligencias por accidentes de tráfico y, cómo no, la vigilancia del cumplimiento de la normativa sobre transportes por carretera. Desde sus orígenenes y a lo largo de su existencia, la Guardia Civil de Tráfico ha venido teniendo sus defensores y detractores, tanto a nivel de la ciudadanía como de los responsables políticos. Muchas de estas misiones no son percibidas por la ciudadanía y se ha instaurado, injustamente, un falso perfil centrado en la misión represora y sancionadora, olvidándodnos del papel tan importatante que tiene en la mejora de la seguridad y de la Movilidad Segura.
Del mismo modo que, dentro de sus miembros, como en todas las profesiones, ha habido y habará una minoría que emborrone a todo el Cuerpo con su mal hacer y que sean merecedores de la falta de confianza y del desprecio de la ciudadanía. Pero a la mayoría no se les puede tachar de amedrentadores, dispuestos a pillar camuflados entre algún obstáculo, con perfil chulesco, represivos o simples vigilantes recaudadores a favor del poder y no del pueblo. Porque de todo hay, dentro o fuera, y cada uno tiene su pecepción o imagen.  Pero lo cierto es que, desde hace muchos años, la Guardia Civil de Tráfico, pese a los bajos sueldos y mala prensa, ha ganado muchos enteros en la calidad de sus servicios, la atención a los conductores y en saber compaginar su profesionalidad con la ley, vigilar y controlar, contribuyendo de forma eficaz a la mejora preventiva de la Seguridad Vial. Y uno se siente orgullo cuando hablan y valoran a nuestros agentes de tráfico en otros países como auténticos profesionales cumplidores de sus deberes y garantía de su presencia para la seguridad de los ciudadanos. Porque la mayora parte de los españoles nos sentirnos seguros y protegidos cuando nos encontramos con alguna patrulla y tenemos que dar la razón al Duque de Ahumada quien resaltaba que “el Guardia Civil no debe ser temible sino por los maleschores, ni ser temido sino por los enemigos del oreden”.

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