miércoles, 18 de abril de 2012

POLÍTICAS DE SEGURIDAD VIAL (y III)

M. Castaño, 18-04-2012
Durante las dos semanas pasadas tuvimos ocasión de comentar aspectos relacionados con la modernización de la gestión para la mejora de la Movilidad y también de los nuevos servicios de la DGT a los ciudadanos. Hoy, procede dedicar nuestro tiempo a las otras dos líneas de acción que se contemplan  dentro de la nueva Estrategia de las Políticas de Seguridad Vial.
Textualmente la frase lapidaria quedó expuesta por el Sr. Ministro en los siguientes términos, que desgranaremos a continuación: se nos exige abordar actuaciones destinadas a racionalizar la gestión económica y presupuestaria, adaptar los recursos humanos al actual contexto de restricción, redefinir las Jefaturas Provinciales de Tráfico e implantar un sistema de calidad en la gestión.
Así pues, al parecer, una de las realidades que vamos a ver, más que intenciones o deseos es el gran cambio que se le va a dar a al estructura y organización de la DGT y sus Jefaturas Provinciales de Tráfico, con el fin de hacerlas más eficaces, eficientes y austeras. Cierto que después de más de 60 maños de existencia, nadie duda que proceda hacer una renovación de las mismas en cuanto a las funcionalidades, servicios y trabajos de los empleados, con el fin de servir mejor a los ciudadanos y, como bien dice y resalta el Ministro, que esto sirva para garantizar la mejora de la Seguridad Vial, reforzar la prevención y potenciar la Educación Vial.
Repasemos: eficacia, servicio a la ciudadanía, Seguridad Vial, prevención y Educación Vial. ¡Olé por la proclama de estos objetivos! Ya veremos cómo se cocinan estos ingredientes para lograr el plato a la perfección. Inicialmente me gusta que se esté tratando de coger al toro por los cuernos, que las intenciones y planes sean los debidos, pero, permítame señor Ministro, que aunque no lo deseo, exprese mi derecho a la duda, porque uno lleva encima demasiadas promesas y excelentes planes incumplidos. Y me dolería, como me imagino que a toda la sociedad en general, que se estuviese jugando con las víctimas y las terribles secuelas que ocasiona el tráfico cuando las cosas se hacen de diferente manera a las proclamadas, cuando la teoría se distancia divergentemente de la realidad y el corazón no es capaz de asimilar las diarreas mentales y estas se traducen en malestar para la propia sociedad, y especialmente para los colectivos de las víctimas, si se tienen que resignar al incumplimiento de lo dicho y prometido.
Tampoco parece mal (me imagino que posiblemente los funcionarios afectados puedan estar en disonancia), que se remodelen los servicios y que se adecue a más de 1000 administrativos para potenciar la Seguridad Vial en tareas formativas y de colaboración. Porque todos entendemos que los recursos humanos están para ser válidos al servicio de los ciudadanos y de las buenas causas. Como tampoco parece ser mala idea el aprovechamiento de los recursos inmobiliarios de la DGT y  que las tecnologías de la información faciliten la gestión, a través de los pagos con tarjeta que evitarán las esperas eternas delante de una ventanilla. Lo que si puede preocupar es que detrás de algunas reformas y estructuraciones válidas y positivas, pueda estar enmascarada la pérdida de puestos de trabajo.
Por otra parte, es de lógica que la cuarta línea de la estrategia haga relación a la Movilidad y Seguridad Vial. Es lo apropiado, porque rubrica el objetivo final de las Políticas para al Seguridad Vial de reducir al máximo la accidentalidad. También me ha sido grato leer que en esta Estrategia se haga un llamamiento especial para trabajar con rigor sobre los comportamientos viales en cuanto al alcohol, las drogas, la velocidad, los sistemas de retención, el uso del casco y otros factores de riesgo, sin olvidarnos de que la Movilidad Segura ha de manifestarse en cinco formas interrelacionadas: universal, ecológica, competitiva, saludable y sobre todo, segura.
Pero lo que menos me ha gustado es que, al proponer la necesidad de coordinación entre diferentes ministerios para favorecer la Seguridad Vial, no se haya mencionado al Ministerio de Educación, pese a resaltar que la Educación Vial debe ser protagonista en la Estrategia.

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